2021: El año del buey
por Estefanía González
Para la mayoría de nosotros, el año nuevo empezó el 1 de enero a las 00:00. Sin embargo, el año chino se rige por otro calendario, que no sitúa el inicio de año siempre el mismo día. Pese a su nombre, se celebra en una cuarta parte del mundo, no solo en China, sino también en Singapur y Corea del Sur.
El “Año Nuevo Chino”, como es mundialmente conocido, empieza en febrero porque se guía por el calendario lunisolar, en el que los años, meses y días se ordenan según el movimiento regular de la Luna. El primer día de este calendario cambia anualmente, ya que se define por las fases lunares: su año empieza con la segunda luna nueva antes de la fase lunar del conocido equinoccio de primavera. Esta frase puede sonar confusa si estás acostumbrado al calendario gregoriano, en el cual las fechas coinciden entre el 21 de enero y el 20 de febrero. Al basarse en el ciclo lunar, cada mes tiene 29.5 días, por lo que los 12 meses suman 354 días, 11 menos que el calendario de occidente. Para acortar esa diferencia, cada tres años el gregoriano cuenta con un mes bisiesto, gracias a lo cual el Año Nuevo Chino nunca se celebra fuera de las fechas antes mencionadas.
¿Pero, por qué cambia de fecha? La historia del calendario chino se remonta a su creación en el 2.937 a. C. Desde entonces, la cultura asiática lo mantiene sin cambios. Cada ciclo está formado por 60 años, distribuidos en 5 ciclos de 12 años cada uno. Cambia de fecha porque no depende de una tradición, sino de las fases de la Luna. A este día se le conoce también como “La fiesta de la Primavera”, y la celebración típica del cambio de año es el festival de las linternas, donde farolillos de papel con una vela encendida dentro son liberados en el cielo.
Con respecto a la simbología detrás del calendario, cada año está representado por un animal del zodiaco (rata, buey, tigre, conejo, dragón, serpiente, caballo, cabra, mono, gallo, perro y gato) de China, siguiendo un ciclo de 12 años. El 2020 fue el año de la rata y el 2021 será el año del buey. Más concretamente, el año del buey de metal. La asignación del metal viene de otro ciclo asociado a los signos, el de los cinco elementos (metal, madera, agua, fuego y tierra).
El orden de los animales, según una popular leyenda china, se debe a una carrera en la que el emperador Jade, gobernante del cielo, convocó a todos los animales del mundo, declarando que los doce primeros entrarían en el zodiaco. La carrera consistía en cruzar un río. Para ello, la rata y el gato se subieron en la espalda del buey, pero antes de llegar a la línea de meta, la rata empujó al gato y saltó a tierra desde la cabeza del mismo, declarándose ambos primero y segundo en el zodiaco. El tigre llegó tercero, seguido por el conejo, que saltó desde una orilla pasando por un tronco que se encontraba en el medio. Después llegó volando el dragón, poco antes del caballo. Sin embargo, este fue asustado por la serpiente, que se convirtió en el sexto animal, dejando al caballo en el séptimo puesto.
La cabra, el mono y el gallo construyeron una balsa para los tres, por lo que fueron obsequiados con el octavo, noveno y décimo puesto respectivamente. Cuando el emperador estaba a punto de dar por terminada la carrera, apareció un pequeño cerdo que se había retrasado tras quedarse dormido, pero obtuvo el undécimo puesto pese a ello. El perro, el mejor nadador, se paró después de la carrera para descansar, por lo que llegó en el puesto número doce. Por último, ya fuera de los 12 elegidos, llegó el gato, que había sufrido la traición de la rata al principio.
Al margen de esta historia, no cabe duda de que para un cuarto de la población global alrededor de todo el mundo, es una fecha sumamente importante; símbolo de resurrección, de renovación y de esperanza, especialmente en épocas inciertas como la que estamos viviendo. Por ello, personalmente considero importante conocer un poco más acerca de otras culturas, otras formas de ver y entender el mundo que compartimos.
¡Feliz año nuevo chino!