Buscando culpables
por Estefanía González
Tras el ataque al buque petrolero “Mercer Street” el pasado 29 de julio, la tensión entre Irán y Occidente se encuentra en aumento. El barco, de bandera liberiana pero administrado por una firma israelí, fue atacado por un avión no tripulado. Dos personas murieron, y ahora todos buscan culpables.
Los ministros de Relaciones Exteriores del G7, el grupo político, económico y militar que une a algunos de los países más ricos del mundo (Alemania, Canadá, Estados Unidos de América, Francia, Japón, Italia y la Unión Europea), declaró el 6 de agosto que tiene evidencia de que el Gobierno iraní está detrás del incidente, abriendo un nuevo capítulo de conflicto en las relaciones entre Teherán (capital de Irán), Estados Unidos, Reino Unido e Israel. “Toda la evidencia disponible apunta claramente a Irán. No hay justificación para este ataque”, señala el comunicado emitido por RU, actual presidente del G7. Incluso, han llegado a afirmar que el país islámico estaría amenazando la paz y la seguridad internacional. Alegan que el comportamiento de Irán no es compatible con las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, máxima autoridad en cuanto a la resolución de conflictos armados entre países.
La evidencia de la que tanto hablan se basa principalmente en una investigación de EE.UU. en la que afirman que los drones utilizados eran iraníes. En una declaración por separado, el ejército estadounidense aseguró que sus expertos en explosivos, que viajaron para ayudar al Mercer Street, han llegado hasta esa conclusión tras examinar el lugar del impacto y los daños causados. Además de su origen claramente iraní, también sugirieron que el ataque pudo ser organizado desde las costas de la república islámica, debido a que la distancia desde estas a la ubicación del ataque “estaba dentro del rango de los drones documentados de ataque unidireccional iraníes”. Sin embargo, parte del material ha sido transferido a bases militares estadounidenses en el Golfo Pérsico, para realizar más pruebas y verificar los primeros resultados, por lo que todavía nada es seguro.
Ante esta situación, Irán sigue insistiendo en que no está detrás del ataque. La embajadora adjunta del país ante la ONU, Zahra Ershadi, ha rechazado las acusaciones contra su gobierno y ha advertido sobre la posición que tomarán ante las posibles represalias por parte del G7: “Irán no dudará en defenderse y asegurar sus intereses nacionales”. Aunque, por el momento, es un asunto que el grupo solo ha planteado a puerta cerrada ante el Consejo de Seguridad de la ONU, cuya respuesta desconocemos. Por tanto, no está confirmado si tomarán, o no, cartas en el asunto.
El G7 culpa a Irán, Irán culpa a Israel, e Israel culpa a Irán. El ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Yair Lapid, acusa a Irán del ataque e insta a “dar una dura respuesta” ante ello. En su cuenta de Twitter escribió que no solo era un “exportador del terrorismo, destrucción e inestabilidad que hace daño a todos, no solo a Irán”, refiriéndose a situaciones similares que han tenido lugar entre estos dos países. Israel, que cuenta con el respaldo de Estados Unidos, Reino Unido y Rumanía, ha visto en este ataque la oportunidad para conseguir más apoyos contra uno de sus mayores rivales en diversas áreas, Irán.
La libertad de navegación, vital para todos los aliados no solo del G7, sino también de la OTAN y de la ONU, es una de las partes más importantes del derecho internacional. En aguas internacionales este derecho se reconoce para todos los buques, con independencia del país de abanderamiento, lo que permite la libre circulación de mercancías y tripulantes de forma mucho más rápida y sencilla. La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar deja claro que cualquier violación de este derecho es de gran gravedad. Sin embargo, las leyes pueden ser claras en papel, pero se tornan borrosas al momento de utilizarlas prácticamente. Los intereses de cada país, que cambian con cada período de gobierno, suelen intentar aprovecharse de estas leyes tan generales, buscando interpretarlas a su favor.
Pero para que unos ganen, otros tienen que perder.
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