Confianza ciega: El destino de 68 mil millones de pesos
por Diego Alvarado
Con la reciente y polémica decisión por parte de la Cámara de Diputados de desaparecer 109 fideicomisos relacionados a distintos rubros de la vida pública de nuestro país ha surgido un mar de dudas: desde la naturaleza de los mismos fideicomisos hasta las posibles consecuencias que esta acción podría traer consigo. De fondo se escuchan tanto voces a favor como en contra, pero en realidad, ¿qué sabemos nosotros?
Lo esencial, en este caso, sería iniciar explicando lo que es un fideicomiso y lo que representaba esta figura de financiación para los beneficiarios. En concreto, podríamos definir al fideicomiso como un contrato con el que se entrega una cierta cantidad de recursos a un organismo, institución, individuo u otro, al que se cataloga como beneficiario; esto con el fin de que se haga uso de dichos recursos para la responsabilidad o meta que le es encomendada al beneficiario. Es decir, estos recursos son utilizados para lograr un fin en concreto.
Su atractivo principal partía del supuesto de que estas figuras de distribución de recursos eran maneras eficientes y menos opacas para entregar los recursos destinados a sus respectivos beneficiarios. Entre los que destacan, están los sectores científico, cultural, periodístico, ambiental y de cooperación internacional.
Días antes y después de la discusión llevada a cabo el día 6 de octubre del presente año, donde se votó para tomar la decisión que determinaría la extinción de estos fideicomisos, el jefe del ejecutivo, López Obrador justificó y aplaudió esta decisión. El presidente argumentó que ya hacía tiempo que existían sospechas por parte de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) y de la Secretaría de la Función Pública (SFP) de que estos fideicomisos eran utilizados por ciertos funcionarios en concreto para enriquecerse ilícitamente. También se refirió a aquellos diputados que se opusieron durante todo el proceso con la siguiente crítica: “Es lamentable que legisladores estén defendiendo a ladrones, a gente deshonesta, y lo vamos a probar”.
No obstante, no queda claro aún cómo es que la desaparición de estos fideicomisos y su traslado a la Tesorería de la Federación haría más transparente el proceso de entrega de estos recursos, los cuales ascienden a una cifra de 68 mil millones de pesos. Por el momento, el titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Arturo Herrera, en conjunto con el presidente, han comentado que una parte de los recursos que constituían estos fideicomisos serán utilizados para adquirir la vacuna del COVID-19.
Expertos en el tema, dentro de los que se destaca la Dra. Lorena Ruano, profesora investigadora del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y coordinadora de la Federación Nacional de Sindicatos de Ciencia y Tecnología (FENASSCYT), comenta que debió haberse hecho un estudio previo y desarrollarse una nueva estrategia a partir de este para evitar la razón principal detrás de la desaparición de estos fideicomisos, corrupción. La Dra. Ruano señala tres razones principales por las cuales parece ser una mala idea:
- Opacidad, ya que desaparecen los mecanismos de vigilancia y supervisión que los fideicomisos ya habían desarrollado y otorgaban.
- Destino incierto de los recursos; no se sabe cómo ni qué cantidad llegará finalmente a estos sectores.
- La diversa naturaleza de cada uno de estos fideicomisos; cada uno de estos era regido por distintas reglas y normas, asumir que todos eran igual es caer en generalizaciones.
Los principales afectados en este caso ya han sido señalados por diversos medios: científicos, investigadores, cineastas y artistas de diversas naturalezas. Pero también estarán incluidos en esta lista periodistas, organizaciones en contra del cambio climático, defensores de los derechos humanos, atletas, y por supuesto, las múltiples localidades que serán azotadas por cualquier tipo de desastre natural. Esto ya que, el Fondo de Desastres Naturales (FONDEN), encargado de cubrir ciertos gastos de cara a los desastres naturales, se integró a la lista de los 109 fideicomisos derogados.
Al final, no cabe duda de que se ha abierto una caja de Pandora con esta nueva incertidumbre en torno a cómo y en qué cantidad se distribuirán estos recursos. Se argumentó en contra de estos fideicomisos desde la premisa de “mal manejo”, pero hasta ahora no se ha presentado una alternativa viable que sea mejor que la anterior. Mientras tanto, solo queda esperar lo que se determine en el senado, y de efectivamente desaparecer estos fideicomisos, todo lo que se efectúe con estos recursos se hará de manera discrecional, sin una supervisión clara y únicamente sujeta a la palabra del presidente.
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El Universal. (2020). Estos son los 109 fideicomisos que desaparecen. Recuperado de https://www.eluniversal.com.mx/nacion/estos-son-los-109-fideicomisos-que-desaparecen
Guerra, R. (2020). De fideicomisos y lealtades ciegas. Recuperado de https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/rosario-guerra/de-fideicomisos-y-lealtades-ciegas
Ruano, L. (2020). 3 razones por las que desaparecer los fideicomisos es mala idea. Recuperado de https://contralacorrupcion.mx/desaparecer-fideicomisos-mala-idea/
Urrutia, Muñoz; A, A. (2020). Mostrará AMLO como dilapidaban los fideicomisos. Recuperado de https://www.jornada.com.mx/ultimas/politica/2020/10/09/mostrara-amlo-como-dilapidaban-los-fideicomisos-6023.html