Dignificando la Menstruación
por Jimena Navarro Flores
Hace unas semanas, Escocia fue el epicentro de una noticia internacional al convertirse en el primer país del mundo en dar acceso universal y gratuito a los productos de gestión menstrual. El proyecto de ley fue presentado por la legisladora laborista Monica Lennon, quien ha estado haciendo campaña desde 2016 para poner fin a la «pobreza del período», que es cuando las personas de bajos ingresos no pueden pagar o acceder a productos adecuados para la menstruación. El proyecto de ley en Escocia también busca impactar en el ámbito educativo, abordando el estigma de la menstruación. (Diamond, 2020)
En México ha habido iniciativas en cuanto a este tema, una de ellas provino del colectivo Menstruación Digna México, que buscaba eliminar el IVA de los productos de gestión menstrual; sin embargo, fue rechazada el pasado 21 de octubre por la Cámara de Diputados, perpetuando la discriminación y desigualdad contra las mujeres o personas menstruantes, dependiendo el caso.
Lo cierto es que en México las políticas públicas, incluyendo las de bienestar social, carecen de un enfoque de género. ¿Oferta gratuita de productos de higiene menstrual en comunidades indígenas, en las escuelas públicas de la periferia, en los centros de salud en zonas populares? Son programas que no existen o tienen un alcance muy limitado, en parte, porque la menstruación es un tabú. (Ramírez, 2020)
No puede ser posible que una cuestión que afecta a más de la mitad de la población mexicana -y del mundo- sea ignorada en las políticas públicas y de salud; esto ha llevado a que sean asociaciones y organizaciones no gubernamentales conscientes de la importancia de este tema quienes se hagan cargo de esta problemática.
La diputada del Partido Verde, Alessandra Rojo, escribió vía Twitter que la iniciativa que había sido rechazada realmente no resolvía el problema de fondo, por lo tanto, propuso al congreso local que el gobierno de la CDMX haga entrega gratuita de productos como tampones, toallas sanitarias e incluso copas menstruales, alternativa que no solo beneficiará a las personas menstruantes, sino también al medio ambiente. La iniciativa ya se turnó para su análisis y dictamen a las comisiones unidas de Salud y de Igualdad de Género. (Chilango, 2020)
El costo de menstruar
Hay muchos datos que tomar en cuenta para hacer un análisis justo en cuanto a la economía de las mujeres mexicanas, pero solo mencionaré que México cuenta con la peor brecha de diferencia salarial entre hombres y mujeres en Latinoamérica, según Rogelio Gómez, coordinador de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza. Aunado a esto, María Ayala, encargada del área de Investigación y Datos de la Organización, mencionó que las mujeres deberíamos trabajar al año hasta 35 días más para igualar el salario de un hombre, ya que la brecha salarial es del 16%. (Forbes, 2019)
La mayoría de las estadísticas en México tienen los siguientes datos, pero Malvestida nos lo explica de una manera más sencilla y desglosando los datos:
Tomemos en consideración que, en promedio, una mujer empieza a menstruar a los 13 años y termina su ciclo a los 50. Eso significa que durante casi 40 años de tu hermosa vida vas a menstruar.
Las toallas cuestan alrededor de $50 pesos (la caja de 32 unidades) y los tampones $60 pesos (la caja de 18). Así que, si una persona usa tres toallas al día durante cinco días al mes, en promedio habrá invertido a lo largo de su vida $10,360 pesos en toallas femeninas.
Ahora bien, si usas tampones (tres al día durante cinco días cada mes) la historia cambia un poco, pues estarías invirtiendo $22,163 pesos a lo largo de tu vida. Una alternativa más amable con el medio ambiente –y nuestro bolsillo– es la copa menstrual, que cuesta alrededor de $650 pesos en Amazon. Si la cuidas bien, te puede durar hasta 10 años, lo que significa una inversión de $1,860 pesos (si solo compras 3 en 37 años) o $2,480 si no eres tan cuidadosa y quemaste una mientras la hervías (créenos, ha pasado).
A eso súmale el Ibuprofeno de 20 tabletas con un costo aproximado de $38 pesos. Evitar los cólicos terminaría costando $20,239 (si te tomas dos pastillas cada que te baja). (Ruvalcaba, 2019)
Tener una menstruación digna es un derecho humano, lo que hace que el Estado tenga la obligación de garantizarlo. Pero, la menstruación digna no solo tiene que ver con lo económico, sino también con lo social; y para dignificar la menstruación se tiene que tomar en cuenta el contexto político, social, económico y cultural.
Como bien sabemos, el tema de la menstruación continúa siendo un tema tabú alrededor del mundo, algo que se oculta, no se habla y mucho menos se enseña, incluso en las “sociedades más avanzadas”; y viene acompañado de falsas connotaciones como la feminidad o el famoso “convertirse en una señorita”. “La idea de la menstruación como proceso común a todas las mujeres es una representación bio-médica, pero es al mismo tiempo, un lugar común de la cultura popular: la regla como algo que no sólo tienen todas las mujeres, sino algo que nos hace mujeres.” (Arakistain, 2013)
Estas construcciones sociales han sido fomentadas por el propio mercado de los productos de gestión menstrual. Esto lo podemos ver claramente en las campañas que nos venden como supuesta liberación femenina el ocultar o disimular nuestro cuerpo menstruante, porque es vergonzante y antihigiénico ante los ojos de la sociedad; o también, en las cajas de tampones donde dice, usar tampones no quita la virginidad, una pequeña pero muy violenta frase que nos hace creer que la virginidad si existe, cuando no es así, y que nos crea un sentimiento de despojo o de culpa cuando iniciamos nuestra vida sexual.
Por esto y más, es tan importante reconocer el discurso que han fomentado estas empresas y sus campañas, para resignificar la menstruación -cosa que ha hecho muy bien el activismo menstrual-. Sin embargo, el ámbito familiar, político y escolar, han jugado el papel protagónico en la pésima educación sexual, que por lo regular, ataca directamente a las mujeres. Por ejemplo, cuando nos comienzan a hablar de menstruación (si es que lo hacen), lo primero que nos dicen a las personas menstruantes, es que somos responsables de la reproducción, dándonos a entender durante nuestra infancia, que cualquier embarazo será nuestra culpa, ¡sí, culpa!
Las construcciones sociales y las “enseñanzas” que acabamos de identificar, son claros ejemplos de que “solo controlando la esencia identitaria de cada persona individual es capaz el sistema patriarcal de reproducirse de la manera en que lo hace, a través de otros, de otras y de nosotras mismas.”(Facio, 2013 )
No cabe duda, este tema da para un análisis muy extenso, pero para ya finalizar y regresando al tema central de este artículo, el Estado debe garantizar una menstruación digna, lo cual para mí, está totalmente aunado a la lucha feminista de que lo personal es político. Aterrizando esta frase al tema del cual estamos hablando ahora, eso quiere decir que nuestra forma de percibir la menstruación, pensarla, sentirla y vivirla, a pesar de ser una cosa “de mujeres”, también está dentro del paradigma de un sistema dominante patriarcal.
Hablar de la esfera personal, se ha convertido en la herramienta ideal (excusa) del patriarcado, para no hacerse responsables e invisibilizar lo que supuestamente no les incumbe y que su mundo patriarcal siga siendo por, desde y para los hombres. “Las discriminaciones, exclusiones y violencia que sufrimos las mujeres no son un problema individual que solo concierne a las agredidas, discriminadas o excluidas, sino que la vivencia individual de la desigualdad es parte de un sistema que deshumaniza a todas las mujeres. Se trata, entonces, de un problema político que requiere de soluciones políticas. “ (Facio, 2013)
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Diamond, C. (2020). Menstruación: Escocia, la primera nación del mundo en ofrecer gratis productos sanitarios. BBC News. Retomado el 8 de diciembre del 2020, de: https://www.bbc.com/mundo/noticias-55067118?at_medium=custom7&at_campaign=64&at_custom3=BBC+Mundo&at_custom2=twitter&at_custom4=9C7037E4-2EAC-11EB-A5B6-D31D0EDC252D&at_custom1=%5Bpost+type%5D
Chilango. (2020). En CDMX se plantea que productos de menstruación sean gratuitos. Chilango. Retomado el 8 de diciembre del 2020, de: https://www.chilango.com/noticias/productos-menstruacion-gratuitos-cdmx/
Ramírez, S. (2020). Pobreza menstrual: brechas más amplias y menor desarrollo. El Universal. Retomado el 9 de diciembre del 2020, de:https://www.eluniversal.com.mx/opinion/sofia-ramirez/pobreza-menstrual-brechas-mas-amplias-y-menor-desarrollo
Forbes. (2019). México tiene la peor brecha salarial de género de Latinoamérica: informe. Forbes México. Retomado el 8 de diciembre del 2020, de: https://www.forbes.com.mx/mexico-tiene-la-peor-brecha-salarial-entre-hombres-y-mujeres-informe/
Ruvalcaba, P. (2019). ¿Cuánto cuesta menstruar en México? [Blog]. Retomado el 9 de diciembre del 2020, de: https://malvestida.com/2019/10/cuanto-cuesta-menstruar-en-mexico/
Arakistain, M. (2013). La in-corporación de la investigación: políticas de la menstruación y cuerpos (re)productivos. Scielo. Retomado el 9 de diciembre del 2020, de: http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0121-75502013000200016&lng=en&tlng=en.
Facio, A. (2013). ¿Por qué lo personal es político?. Justassociates.org. Retomado el 9 de diciembre del 2020, de: https://www.justassociates.org/sites/justassociates.org/files/dv_3_-_porq_lo_personal_es_politico.pdf